Entre los profesores existe una discusión habitual: ¿deben leer los alumnos literatura juvenil o libros clásicos? Esta disyuntiva genera, en no pocas ocasiones, guerras interminables que pueden terminar en enfrentamientos personales... y es que que no es tema baladí. Incluso el Ministerio de Cultura tiene entra en la polémica.
En mi caso, reconozco, fui poco lector de literatura juvenil en mi adolescencia, exceptuando algunas colecciones que devoraba. Me aficioné al cómic, desde Mortadelo a Tintín, pasando por Spirou, Asterix, ... de los que leí colecciones completas gracias a una biblioteca cercana a mi casa. Por cierto, la biblioteca era de la Obra Social de Cajamadrid. Dentro de unos años, tras el saqueo, añoraremos lo que suponía la obra social de muchas cajas de ahorros. Pero me voy del tema.
En cuanto a literatura, me dejé guiar por los libros que mandaban en el instituto, por los que me llamaban la atención en la biblioteca, los que me comentaban amigos,... y gracias ello leí maravillas aderezadas con muchos otros libros perfectamente prescindibles. Así que no soy un buen ejemplo para hablar de literatura juvenil.
Seguramente he leído más literatura juvenil como profesor que como joven, propiamente dicho. Y reconozco su utilidad para aficionarse a la lectura. Los hay maravillosos,... y también pésimos. Sin embargo, nunca censuraré la lectura de un libro a un alumno por su baja calidad. Le recomendaré otros, pero lo importante es que lean. Lo que sea. Yo mismo, lo he reconocido antes, he leído autenticas bazofias, pero incluso esas bazofias me aportaron algo, aunque sea el reconocer su sabor a plástico.
¿Por qué hablo hoy de este tema? Porque hace un par de días apareció un artículo con el título ¿Deberían los adolescentes leer literatura juvenil? y que puede dar mucho que hablar en los institutos.
¿Y tú, qué opinas?
10 Palabras
Hace 5 años
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