Leyendo en el estupendo blog La Ciencia para todos, el post de Javier (y los estupendos vídeos) sobre el Sexting, me animo a hablar aquí también del tema.
Recuerdo a un ex-alumno, Álvaro, que meses después de dejar el instituto me mandó fotos de dibujos (muy bien pintados, por cierto) que había hecho en mesas de clase y que yo le había hecho limpiar. La cosa no pasaría de una broma si no fuese porque él no era consciente de haberme enviado las fotos.
En demasiadas ocasiones (una ya es mucho) me llegan fotos de alumnos y alumnas en posturas sugerentes o invitándome a entrar en determinadas páginas, redes sociales, etc. Cuando a los alumnos que me envían estas fotos, mensajes, o invitaciones les enseño lo que me ha llegado y tras borrarlo les explico lo que puede pasar, las reacciones pasan de la vergüenza, al bochorno,... llegando al pánico.
Por supuesto, ninguno me ha querido enviar ese mensaje, pero... ¿cómo me ha llegado?, pues seguramente, al enviar el mensaje en algún momento ha aceptado enviarlo a todos los contactos. Así que la pregunta es ¿a quién le ha llegado ese mensaje sin que el remitente lo sepa? Seguramente a muchos otros, desde gente con la que perdieron el contacto, a alguno con los que han discutido, alguna dirección que no saben cómo ha llegado a su lista, pero que debe ser algún amigo de algún amigo,...
Demasiada gente con tu foto, tus datos, o sabiendo cosas que tú no quisieras que supieran.
Año tras año, repito en clase lo mismo, pero creo que sigue siendo necesario: cuando subes a internet una foto tuya, deja de ser tuya y pasa a ser de todo el mundo. De hecho, ¿sabías que en alguna de las redes sociales más importantes entre las condiciones que se aceptan (sin leer, claro) está la cesión para SIEMPRE de todo aquello que se suba? Eso incluye fotos, textos, comentarios,...
Ahora imagina dentro de unos años una entrevista de trabajo en que alguien ha conseguido imágenes de "ese día que perdí la cabeza"... o simplemente un amigo que deja de serlo y quiere buscarte un problema. Sin hablar de enfermos y delincuentes que se dedican a acechar por internet.
No pretendo asustar, sólo haceros pensar que si en casa cerramos la puerta y no abrimos a cualquiera (y mucho menos en paños menores), ni vamos por la calle regalando nuestras fotos (salvo los políticos en campaña electoral), ¿por qué lo hacemos en internet o con el móvil?
Entre MIS PÁGINAS FAVORITAS (en la columna de la derecha) está Pantallas Amigas, tal vez, cuando tengas unos minutos encuentres allí consejos para evitar ser el/la protagonista del vídeo.
Aprovecho para mandar un abrazo a Álvaro, que seguirá siendo un estupendo mecánico en aquel concesionario donde tras las prácticas, le contrataron. Sigue sonriendo.
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